«La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación» Paulo Freire
Paulo Freire (1921-1997) fue uno de los mayores y más significativos pedagogos del siglo XX. Con su principio del diálogo, enseñó un nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos. Sus ideas influenciaron y actualmente influencian los procesos democráticos por todo el mundo. Fue el pedagogo de los oprimidos y en su trabajo transmitió la pedagogía de la esperanza. Influyó en las nuevas ideas liberadoras en América Latina y en la teología de la liberación, en las renovaciones pedagógicas europeas y africanas, y su figura es referente constante en la política liberadora y en la educación. Fue emigrante y exilado por razones políticas por causa de las dictaduras. Por mucho tiempo, su domicilio fue el Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra, Suiza.
La creación de una sociedad revolucionaria, tiene como misión la reflexión y concientización del hombre acerca de su situación concreta en el mundo, esta se genera a partir de la educación con la práctica del dialogo, practica del respeto a posiciones de los otros y a la práctica de la democracia. El hombre necesita ser tratado conforme a su dignidad humana, apuntando así a su liberación e independencia, evitando la pasividad para la transformación de la sociedad.
En primer lugar y como principio fundamental, el hombre no puede considerarse como un objeto, por este motivo nos enfocamos en la construcción de principios y en su realidad moral, física y psicológica. Así generando una preocupación por convertirlo en sujeto de dialogo y recreador de conocimiento, ejecutando una metodología de comunicación en la cual el educador y el educando interactúan con una actitud dialógica, critica y activa consecuente.
Con esto queremos decir, que para una transformación de la sociedad, debemos responder primero al gran interrogante de que es el hombre, desarrollando así mismo conocimiento y análisis del medio donde vive, su tiempo y su cultura. Como objetivo primordial guiarlo a través de un proceso que genere reflexión en un pensamiento crítico, para que sea autónomo en sus decisiones encontrando su destino y forjando sus metas atraves del análisis ideológico.
En segundo lugar, en la búsqueda afanosa del hombre por respuestas continuas a las nuevas problemáticas de su sociedad, lo llevaran a la liberación y a la destrucción de pasividad, incitándolo a la búsqueda de la transformación de la realidad, esto también generando la superación consecuente de él.
Entonces decimos, que el hombre dejara de ser un objeto que piensa, siente y hace lo que los demás le dicen a través de informaciones dominantes, por el contrario como sujeto tendrá que pensar, sentir y hacer todo acorde a lo que el analizo y se concientizo, obligándose a liberarse de las ataduras y prejuicios, luchando por dejar de ser oprimido por un Estado sistematizado.
La deducción que podríamos considerar radica en que la educación es el arma principal para detectar y combatir el pésimo gobierno que rige nuestro país, a pesar de aun tener una educación sistematizada y mantener raíces altamente liberales en nuestra sociedad Colombiana, estamos a tiempo de generar una exigencia y una recapacitación sobre el papel que cada individuo desempeña en la sociedad. De otra manera orientándonos como educadores y educandos, generando una marcha hacia la concientización y a tener una actitud crítica y honesta, que nos lleve a comprometernos con nosotros mismos y con nuestra nación.
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